La
historia del lago Titicaca
Hace mucho tiempo, el lago Titicaca era un
valle fértil poblado de hombres que vivían felices y tranquilos.Nada les faltaba; la tierra era rica y les procuraba todo lo que necesitaban. Sobre esta tierra no se conocía ni la muerte, ni el odio, ni la ambición. Los Apus, los dioses de las montañas, protegían a los seres humanos.
No les prohibieron más que una sola cosa: nadie debía subir a la cima de las montañas donde ardía el Fuego Sagrado.
Durante largo tiempo, los hombres no pensaron en infringir esta orden de los dioses. Pero el diablo, espíritu maligno condenado a vivir en la oscuridad, no soportaba ver a los hombres vivir tan tranquilamente en el valle.
Él se ingenió para dividir a los hombres sembrando la discordia.
Les pidió probar su coraje yendo a buscar el Fuego Sagrado a la cima de las montañas.
Entonces un buen día, al alba, los hombres comenzaron a escalar la cima de las montañas, pero a medio camino fueron sorprendidos por los Apus.
Éstos comprendieron que los hombres habían desobedecido y decidieron exterminarlos. Miles de pumas salieron de las cavernas y se devoraron a los hombres que suplicaban al diablo por ayuda. Pero éste permanecía insensible a sus súplicas.
Viendo eso, Inti, el dios del Sol, se puso a llorar. Sus lágrimas eran tan abundantes que en cuarenta días inundaron el valle.
Un hombre y una mujer solamente llegaron a salvarse sobre una barca de junco.
Cuando el sol brilló de nuevo, el hombre y la mujer no creían a sus ojos: bajo el cielo azul y puro, estaban en medio de un lago inmenso. En medio de esas aguas flotaban los pumas que estaban ahogados y transformados en estatuas de piedra.
Llamaron entonces al lago Titicaca, el lago de los pumas de piedra.
¿Porque la llaman así?
En este sentido hay dos grandes corrientes
filosóficas que sostienen cada una su hipótesis.
1. El nombre del lago deriva del nombre de una isla
llamada Intikjarka. Es decir, de los vocablos Inti (Moneda peruana de los años
80's) y Kjarka (Cantante folklórico de saya boliviana). Por lo que se deduce que el
nombre se lo puso un cantante boliviano al que le pagaban con intis.
2. Otra hipótesis señala que proviene de Titi (Gato,
Puma, o monito del Mato Grosso) y Kaka (piedra, estiércol o jugador de fútbol
brasileño). Por lo que podría significar: "Gato de Piedra",
"Puma de mierda" o "Monito que juega fútbol en Brasil".
Lo que no entendemos es qué tiene que ver Brasil en
un asunto limítrofe de Perú y Bolivia. Así que nos quedamos con la primera
hipótesis. Dicen los pobladores cercanos que la forma del lago se asemeja a un
felino cazando a una vizcacha, y que cada verano aparece sobre el lago una nube
en forma de patito; pero que la opinión de alguien que chaccha coca 2 veces al
día no es muy fiable en estos asuntos científicos.
¿Qué forma tiene?
Si se pone de cabeza el mapa del lago, es posible
adivinar, no sin bastante trabajo de la imaginación, el contorno de un puma que
sostiene entre las garras a una nutritiva vizcacha. Esta rebuscada figuración
pretende establecer una arcana coincidencia con el significado del nombre
quechua Titicaca (Titi=puma, y caca =monte), recordatorio que,
supuestamente, antaño menudearon dichos felinos en las numerosas y escarpadas
islas lacustres.
El puma es emblemático en el Titicaca. Los uros que habitan las extraordinarias islas flotantes suelen adornar la proa de sus no menos extraordinarias embarcaciones, también construidas de totora, con artísticos mascarones que representan la cabeza de aquella fiera y que se hacen de la misma materia vegetal que las islas y las barcas.
Quizás aún más sorprendente que su vinculación cultural con la totora es el hecho de que los uros ya no son uros, sino el resultado de una total asimilación a las etnias colla y, principalmente, aimara, las cuales, en la época precolombina, los sojuzgaron y los ahogaron en sus dos sangres al imponerles el mestizaje.
El puma es emblemático en el Titicaca. Los uros que habitan las extraordinarias islas flotantes suelen adornar la proa de sus no menos extraordinarias embarcaciones, también construidas de totora, con artísticos mascarones que representan la cabeza de aquella fiera y que se hacen de la misma materia vegetal que las islas y las barcas.
Quizás aún más sorprendente que su vinculación cultural con la totora es el hecho de que los uros ya no son uros, sino el resultado de una total asimilación a las etnias colla y, principalmente, aimara, las cuales, en la época precolombina, los sojuzgaron y los ahogaron en sus dos sangres al imponerles el mestizaje.
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