MITO
DEL DIOS TUPA
La referencia de este ser
zoomorfo proveniente del norte de la provincia de Pichincha.
Según cuenta la historia, el huacay sinqui
es un joven que tenía una madre muy enferma. En la cuidaba todas las noches,
sin embargo una de esas noches se retiró de la compañía de su madre para
comprar remedios, pero en el camino se topó con una muchacha de quien estaba
enamorado, que precisamente lo invito a un baile, él erradamente aceptó
olvidando completamente a su moribunda madre, entonces durante la fiesta se le
acercaron para avisarle que su madre había fallecido, a lo que él respondió
casi sin importancia "ya habrá tiempo de llorar". Así entonces como
Tupa, el dios supremo, se enojó tanto con él, luego de ver su poco valor
sentimental hacia su madre lo castigo convirtiéndole en una ave que llora
durante las noches.
Los campesinos mestizos e
indígenas lo describen como un ave que sale de las quebradas a las seis de la
tarde y emite un canto lúgubre parecido al llanto humano. En sus recorridos
ataca a las personas ocasionándoles accidentes, y cuando encuentra a su paso
prendas y pañales de niños que están secándose fuera de las casas, los mira y
los niños se vuelven llorones, según dicen.
Por esta razón se toman
precauciones para que estas prendas no queden afuera de las casas después de
dicha hora. Además se rumorea que el Chiflón es tan pequeñito que especialmente
cuando hace frío se vuelve presente, para poseer el cuerpo de aquel hombre o
aquella mujer que sienta frío extremo para hacerle una que otra bromita. Por
eso en Pichincha, por lo general es muy común escuchar decir a las abuelitas
recomendaciones como "abrígate bien hijito, para que no te agarre el Chiflón".
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